22 jun 2011

Segunda carta de un rebelde argentino del 2001 a los indignados del 2011

En esta segunda carta, siempre remitiéndome a mi experiencia en el movimiento asambleario argentino surgido en las jornadas de diciembre del 2001, hago algunas recomendaciones más específicas sobre cómo el movimiento puede nutrirse del anarquismo y el marxismo, y cuidarse de aquellos elementos que, en el nombre de esas corrientes, no tienen las mejores intenciones. 

1) Sobre los anarquistas y los marxistas. Los anarquistas siempre han sostenido como valores, y muchas veces como prácticas, la democracia asamblearia y la autogestión. Entre los anarquistas que comprendan la importancia histórica de este movimiento y se vuelquen a nutrirlo sin pretender dirigirlo ni hegemonizarlo ideológicamente, encontrarán compañeros valiosos de los cuales aprender mucho. También lo encontrarán en aquellos marxistas que prioricen el desarrollo autónomo del movimiento por encima de las simpatías o la afiliación que tengan por algún partido o grupo. Hay, sin embargo, dos clases de personas que se reclaman revolucionarias y no tienen las mejores intenciones hacia el movimiento.

2) Sobre los nihilistas. Los nihilistas son autodenominados anarquistas que en vez de activar por la construcción de la autonomía individual y el poder popular, sólo piensan en fomentar el odio contra los capitalistas y el Estado, y en fomentar y llevar a cabo acciones violentas que vehiculicen este odio. De esta gente, lamentablemente, no se puede aprender más que en forma negativa. Se puede aprender cómo NO hacer política, cómo NO atacar al enemigo, cómo NO relacionarnos entre nosotros. Los nihilistas no sólo no serán compañeros del movimiento, sino que lo vituperarán porque sus objetivos y sus métodos no son los que ellos consideran "realmente revolucionarios". En vez de trabajar desde adentro, participando y haciendo propuestas para superar las limitaciones y obstáculos del movimiento, harán ultimátums desde afuera. Aprovecharán todas las vacilaciones, indefiniciones y errores del movimiento (que son inevitables en todo movimiento real y además joven) como una oportunidad para fundamentar su posición sectaria respecto a él. Pero no lo tomen como algo personal ni dejen que el árbol nihilista les tape el bosque del anarquismo; estas personas hacen lo que hacen porque tanto su práctica como en su teoría priorizan el odio a los opresores y el rechazo a la sociedad actual por encima del amor a la humanidad y la construcción de una sociedad libre. Eso es lo que pasa cuando la motivación proviene únicamente del odio. Por suerte, esta gente son una ínfima minoría, pues su misma praxis los lleva a aislarse en ghettos creados por ellos mismos. Sin embargo, el mayor peligro que pueden aportar es, presentándose como LOS anarquistas, ensuciar el nombre del anarquismo o, de manera antidemocrática, realizar acciones funcionales a la represión policial y que dan fundamento a la calumnia del PPSOE y de los mass media hacia el movimiento.

3) Sobre los leninistas. Entre los partidos de izquierda existen algunos que se reclaman marxistas y leninistas. Sean troskistas, stalinistas, maoístas, bordiguistas (el bordiguismo es definido como la corriente marxista que se reclama de las tesis y posiciones políticas defendidas por Amadeo Bordiga (1889 - 1970) en el movimiento comunista internacional. De 1912 a 1926 la acción militante y el pensamiento político de Amadeo Bordiga encarnaron la lucha del marxismo revolucionario en Italia), o cualquier otra variante, comparten la visión jerárquica de la sociedad y de la política que tiene la clase dominante. Los movimientos populares no son, para ellos, más que el ejército del cual ellos deben ser el estado mayor. Según su concepción de la política, no hay otra alternativa más que dirigir o ser dirigido, gobernar o ser gobernado. Aunque no lo digan abiertamente (sí lo piensan y se puede observar estudiando su teoría), ellos piensan que "por sí solo" el movimiento nunca pasará de reivindicaciones mínimas, nunca hará una crítica revolucionaria de la sociedad,nunca podrá construir una alternativa de poder. Aun a pesar de que es obvio que este y muchos otros movimientos populares en la historia han desmentido estos esquemas, ellos siempre encontrarán las limitaciones prácticas y teóricas existentes (inevitables pero superables) como excusa para su "intervención" como vanguardias autoproclamadas; es decir, para justificar su competencia junto con otros grupos similares por ganar espacios de autoridad y hegemonía (organizativa, moral, ideológica) dentro del movimiento. Esta competencia la desarrollarán, si se les permite, hasta la destrucción misma del movimiento, pues en la versión más extrema de la política dirigista, espacio que no puede cooptarse es mejor romperlo.

4) Estas advertencias contra nihilistas y leninistas no tienen que promover una paranoia contra todo lo que huela a anarquismo y marxismo. Con que la mayoría de los que participan en el movimiento respete y haga respetar los principios democráticos y de autonomía, bastará para que los elementos autoritarios y destructivos pierdan interés en el movimiento o sean decantados, e incluso se podrá ganar a los elementos valiosos que realmente quieren aportar al movimiento su conocimiento, trabajo y experiencia.

Como postdata hago una aclaración de a quienes escribo estas cartas. No las escribo a los marxistas y anarquistas que están en el movimiento y saben mucho mejor que lo que yo pueda saber qué es lo necesario y lo posible hacer. Mucho menos se las escribo a los nihilistas y leninistas que verán en mí a otro "contrarrevolucionario", "pequeñoburgués", etc. Se las escribo a las personas que recién empiezan en todo esto, que están motivadas por la indignación contra este sistema y es muy posible que ésta sea su primera experiencia política.Son cartas que me escribiría al mí mismo de hace 10 años, pues esas eran mis circunstancias. Espero que les sirvan


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