9 mar 2008

El terror de los psicofármacos

Espeluznante documental en que se desvela el terrorífico uso que se está haciendo de psicofármacos en niños.



El uso de psicofármacos en niños ha crecido de modo alarmante: el diagnóstico de niños hiperactivos e inatentos ha aumentado en un 9000% en 7 años en Inglaterra, por ejemplo. La fabricación de Anfetaminas ha pasado de 2 a 16 Toneladas en 7 años y ya hay un mercado de anfetaminas en los colegios.

España ocupa el tercer lugar en el mundo en número de prescripciones de antidepresivos, ansiolíticos, etcétera, a la población infantil. Europa calcula que el 70% de los psicofármacos administrados no han sido previamente ensayados en niños, lo cual implica la posibilidad de efectos secundarios imprevisibles.
Los laboratorios farmacéuticos tienen un claro interés económico en medicalizar los problemas de la vida, y ahora ya existe un enfermo para cada fármaco.

Ya no es raro que los niños y adolescentes se vean abocados al consumo de “psicodrogas” para superar dificultades evolutivas comunes, que ahora son catalogadas de “trastornos de la conducta”. Esa supuesta sintomatología se obtiene diagnosticando como patológica la normal necesidad del niño de atención, movimiento, juego y habla. Los niños no pueden ser silenciados y paralizados sino a costa de su desarrollo físico, emocional e intelectual. Aunque al principio los psicofármacos funcionan aparentemente bien, tapando los “molestos síntomas”, a largo plazo reducen la inquietud y creación intelectual, generan bloqueo emocional y, en definitiva, disminuyen la necesidad y las ganas de vivir lo cual, en casos extremos, lleva al suicidio o al asesinato en momentos de abstinencia o lucidez.

El consumo de drogas, tantas veces usado para aniquilar la fuerza transformadora de las generaciones jóvenes, se ha institucionalizado a través de la popularización del uso de psicofármacos y diagnósticos que no dejan espacios para preguntarse en qué condiciones vive ese niño, o qué aprende en la escuela, o a qué sistema de relaciones hipócritas y violentas se ve sometido en la familia y el medio.

Los niños no sólo son el escalón más indefenso de la sociedad, sino también el más sensible. Los conflictos que ellos muestran traducen con precisión la violencia, la contradicción y la enfermedad social que les rodea, que nos rodea.

Tapar con psicofármacos sus “síntomas” sin reflexionar sobre la violencia familiar y la frustración continua de una sociedad que pierde el espíritu corriendo tras el dinero, es de ciegos. Cerrar los ojos ante los modelos violentos que llenan nuestro mundo mientras pretendemos acallar el grito infantil con píldoras, es de locos.

Dejar que siga degradándose la educación, dejar que los profesores pierdan la esperanza de modelar nuevas generaciones sembrando en los niños lo mejor del alma humana, mientras multinacionales del medicamento abren mercado en las aulas, es dejar el camino abierto al absurdo y a la violencia.

Es necesario y urgente reflexionar y, además, tomar medidas.

Los niños no son un colectivo de enfermos potenciales sino una parte de nosotros mismos como conjunto humano. La infancia reclama atención y una mirada despierta y nos plantea la necesidad evidente de dar coherencia a nuestras vidas y a la sociedad.

1. Reclamamos mecanismos de control para evitar la sistematización de los tratamientos con psicofármacos en niños y adolescentes.
2. Exigimos vigilancia exhaustiva de las tácticas de la industria farmacéutica para abrirse mercado y expandir su red de traficantes institucionalizados.
3. Alentamos un amplio debate público sobre este conflicto implicando no sólo a profesionales de la salud o la educación sino a padres, organizaciones sociales y políticas, etc. sacándolo del ocultamiento interesado en que ha sido mantenido, de modo que las reflexiones que deriven de él aclaren los caminos de cambio que necesitamos recorrer.

Plataforma Humanista contra el abuso de psicofármacos en niños

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