30 dic 2014

“La metodología de la No-Violencia en los ámbitos estudiantiles”




Qué entendemos por “Violencia”.

La violencia es un modo de conducta, de relación y de organización social utilizado para imponer la propia voluntad a otros, para mantenerse en el poder y la supremacía, para avasallar la intención y las libertades humanas.
Cuando se habla de violencia generalmente se alude a la violencia física por ser la expresión más evidente. Pero existen otras formas más larvadas, como la violencia económica, racial, religiosa, sexual, psicológica y moral. Sobran ejemplos en el sistema actual para visualizar estas distintas expresiones de la violencia.

Ámbitos donde se manifiesta la violencia.

La violencia ha penetrado en todos los aspectos de la vida: se manifiesta constante y cotidianamente en la economía (explotación del hombre por el hombre, coacción del estado, dependencia material, discriminación del trabajo de la mujer o del joven, trabajo infantil, imposiciones injustas), en la política (el dominio de uno o varios partidos políticos, el poder del jefe, el totalitarismo, el poder de una parte sobre el todo social, la guerra, la lucha armada por el poder, etc.), en la ideología (prohibición del libre pensamiento, subordinación de los medios de comunicación, manipulación de la opinión publica, propagandas de trasfondo violento y discriminador), en la religión (sometimiento de los intereses del individuo a los requerimientos clericales, control severo del pensamiento, prohibición de otras creencias y persecución de herejes) en la familia (explotación de la mujer, dictado sobre los hijos, etc) en la enseñanza (autoritarismo de maestros, castigos, prohibición de programas de libre enseñanza, discriminación de sectores que no pueden acceder a la educación, imposición de verdades absolutas, etc.), en la cultura (censuras, exclusión de corrientes innovadoras, prohibición de editar obras), en el interior de cada ser humano (resentimiento, odio, sufrimiento, etc). En todos estos ámbitos de la vida social y personal impacta la violencia con sus distintas expresiones.

Cómo entendemos la No-Violencia Activa.

La no-violencia activa es la estrategia de lucha que consiste en la denuncia de todas las formas de violencia que ejerce el sistema. También es la táctica de lucha aplicada a situaciones puntuales en la que se verifica cualquier tipo de discriminación.
La no-violencia activa es la metodología de acción del Nuevo Humanismo. Los humanistas se esfuerzan por minimizar la violencia hasta el límite extremo, superarla completamente y encaminar todos los métodos y formas de resolver conflictos sobre los rieles de la no violencia creadora.

La no-violencia es, también, una actitud, una forma de vivir. Es reflexión: No-Violento puede ser aquel que después de hacer, piensa, y que antes de hacer, piensa. No violento puede ser aquel que siente, que se interesa en el que tiene al lado, que le gusta comunicarse y aprender del otro. La No-Violencia no es, como creen algunos confundidos, aceptar pasivamente las cosas como son. La No-Violencia es responder con inteligencia, responder con sensibilidad, responder con coherencia. La No-Violencia es fuerza, alegría y creatividad en la acción.

Los métodos de la acción No-Violenta

Sharp los clasifica en tres grupos:

· De protesta y persuasión
· De No cooperación
· De Intervención no violenta


Protesta y persuasión:

Estas son acciones mas bien de tipo simbólico, que ejercen presión y hacen que se difunda y se conozca la protesta.

· Actos públicos y discursos de protesta
· Cartas de oposición o apoyo
· Declaraciones públicas
· Petitorios
· Difusión de la protesta por diferentes medios periodísticos o publicitarios
· Ruidos simbólicos (sirenas, campanas, silbatos, cacerolazos, etc)
· Molestar a funcionarios (estorbarlo continuamente, etc)
· Vigilias
· Canciones y sátiras
· Peregrinajes y caravanas
· Foros y mítines
· Retirarse de actos públicos, dar la espalda, etc.

No cooperación

Los más importantes se relacionan con el no consumir o el no trabajar.

· Boicot social a colaboradores del régimen
· Suspensión de actividades sociales o deportivas
· Huelgas estudiantiles
· Desobediencia social de reglas y costumbres
· No comprar determinados productos o reducir el consumo a lo indispensable
· Huelga en el pago de las rentas
· No comprar productos importados
· Huelgas obreras
· Boicots de proveedores de algún producto (no distribuirlo)
· Cierre de comercios
· Retiro de depósitos bancarios
· Negarse a pagar cuotas
· Listas negras de comerciantes o productores
· Huelgas relámpago sin previo aviso
· Huelgas de profesionales
· Trabajo a reglamento
· Ausentismo por “enfermedad”
· Boicots en puestos de trabajo del gobierno
· Desobediencia disfrazada (se simula obediencia)
· Plantones sentados
· Desobediencia civil de leyes ilegítimas


Acciones de intervención no violenta

Son acciones donde se interviene para cambiar una situación

· Ayunos y huelgas de hambre
· Molestias constantes públicas y privadas
· Plantones sentados ocupando espacios públicos
· Toma pacífica de edificios
· Invadir áreas prohibidas
· Obstrucciones para evitar desplazamientos o acciones
· Sobrecargar instalaciones
· Tortuguismo (enlentecimiento de acciones para provocar demoras)
· Sistemas alternos de comunicación (diarios, radios)
· Invasión de tierras
· Falsificación política de documentos o dinero
· Mercados paralelos
· Sistemas de transporte alternos
· Sobrecargar sistemas administrativos

El sin-sentido de la acción violenta.

Si consideramos todo tipo de violencia como repudiable, nos resulta claro que hay una sola vía de resolver los conflictos. Sin embargo aún para aquellos que tienen dudas sobre la eficacia de la no-violencia, o interpretan que el uso de la violencia es una suerte de castigo a los opresores, cabría aclararse los objetivos.
La pregunta correcta no es ¿Tenemos derecho a ejercer acciones violentas contra quienes nos oprimen? La pregunta correcta es ¿Terminaremos con la violencia y la opresión mediante el uso de la violencia? Y la respuesta es NO.
La complejidad de la organización social actual y el enorme poder que tienen los que dominan, hacen que cualquier acción violenta por parte de los oprimidos genere una reacción mayor que termina por aplastar y disgregar a quienes se rebelan.
Si lanzas una piedra responderán con una bala.
Si lanzas una bala volverán con un tanque.
Si consigues un tanque enviarán los aviones.
¿Qué hacer entonces? ¿Quedarnos quietos?
De ninguna manera, pero debemos salir del juego de acciones y reacciones en el que siempre ganarán los violentos.
Precisamente los poderosos son tales porque tienen el manejo de la fuerza bruta; pretender desafiarlos en ese terreno no tiene sentido, a menos que el objetivo sea demostrar hombría, o pasar a la historia como mártires de una revolución inconclusa. Pero si el objetivo es llevar adelante una verdadera revolución, no que se declame sino que se realice, entonces debemos usar la fuerza de la inteligencia y la organización que son recursos al alcance de los oprimidos.
La fuerza bruta no es un recurso al alcance de los oprimidos sino de los opresores. Pero en la debilidad de los oprimidos radica su verdadera fuerza, la fuerza del espíritu, la fuerza de la inteligencia, la fuerza de la organización. Pero esto hay que desarrollarlo, no es tan espontáneo. Lo espontáneo suele ser la reacción violenta del torpe o la pasividad del cobarde, y ambas son suicidas.
Hay quienes creen que la violencia, si bien no alcanza para derrotar en una primera instancia al opresor, sirve para debilitarlo y desestabilizarlo. Sin embargo la experiencia demuestra que cuando se logra una desestabilización enseguida llega una fuerza mayor a poner orden y aumenta el autoritarismo y la represión.

Existen algunas teorías que afirman que ningún cambio en la historia se logró sin el uso de la violencia. Estas teorías tienen tantas excepciones que lejos están de ser una verdad absoluta a nivel histórico.
En primer lugar podemos decir que muchos de los cambios logrados mediante el uso de la violencia, si bien sirvieron para derrocar algún tirano, éste luego fue reemplazado por otro tirano similar, aunque de diferente signo político.
Ocurre que muchas veces la decisión del uso de la violencia nace del resentimiento y por ello lleva dentro el germen de la destrucción y la intolerancia, y esa misma intolerancia luego se vuelve contra el mismo pueblo en el nombre del cuál se decía luchar, toda vez que ese pueblo disiente con las políticas del gobierno revolucionario.
La historia también es abundante en intentos fallidos de revoluciones violentas que terminaron con el exterminio de los revolucionarios, la tortura y la desaparición de personas, con lo cuál se retrocedió en la voluntad de cambio de la sociedad en su conjunto.
Desde luego que cuando hablamos de enfrentarnos con el poder económico, muchos podrán decir que la cosa no será tan fácil, y que si no es por la fuerza el poder económico no va a ceder sus privilegios para mejorar la situación de los pueblos. Y en cierta manera tienen razón, porque no será pidiéndole permiso que el poder económico cederá posiciones, pero cuando se trata de fuerza, no necesariamente debemos identificar la fuerza con la violencia. Millones de seres humanos organizados son una inmensa fuerza que puede desarticular a los más poderosos sin necesidad de emplear la violencia, y lo que es más importante aún, minimizando la posibilidad de que los poderosos ejerzan violencia sobre los rebeldes. Claro que para llegar a millones organizados, primero hay que llegar a cientos y luego a miles, y de eso se trata este asunto.
Antecedentes históricos de la no-violencia activa.
Hay una historia escrita y hablada que ignora parte de lo mejor de la memoria social. Una “historia” que acostumbra celebrar las acciones de guerra, batallas, líderes violentos, el culto a la violencia y a sus héroes sanguinarios (esto es común en la enseñanza primaria, secundaria y universitaria). ¿Por qué siempre se celebra el valor de la resistencia armada y pocas veces el de la resistencia no-violenta? Las acciones, transformaciones y revoluciones no-violentas están casi ausentes de los textos escolares y de los discursos oficiales. Existen espacios para rescatar solo a algunos de los miles de antecedentes históricos, como Tolstoi, Gandhi y Luther King, ya que resultaría muy difícil hacer callar fenómenos sociales de semejante magnitud.
Escribir y tener presente la historia y los ricos ejemplos de la no-violencia activa es un buen ejercicio para “refrescar” y dignificar la memoria humana. Es un saludable aliento que nos da el pasado para que miremos el futuro desde los ojos de una revolución posible, siempre presente y necesaria.
A continuación vamos a destacar algunos ejemplos de la acción no-violenta en la historia. Veremos también como los Estudiantes en distintos momentos históricos han impulsado y apoyado acciones no violentas.
El boicot y la no cooperación de la India de Gandhi hasta independizarse de los ingleses y la lucha contra la discriminación a los negros en EEUU liderada por Luther King son los ejemplos más conocidos.
También hay numerosos casos no tan conocidos. Por ejemplo Gene Sharp sitúa una de las primeras acciones no-violentas en la época de la Roma antigua cuando los plebeyos, en una revuelta contra los cónsules en el 494 antes de J.C., decidieron retirarse a la colina del Aventín, negándose así a asumir las tareas a las que tenían obligación en la ciudad. Esta acción de no-cooperación concluyó con un acuerdo, mejorando de una manera importante el estatuto de la plebe en la ciudad romana.
En 1944 se dio en El Salvador un episodio poco conocido, si bien se trató de algo extraordinario. El dictador Martínez fue obligado a dimitir y a huir al extranjero por medio de una acción organizada totalmente mediante la metodología de la No-Violencia Activa.
Todo comenzó con los estudiantes. Tomaron la iniciativa y distribuyeron una hoja que decía:
"Decreto de huelga general incluso en hospitales, tribunales y obras públicas... La base de la huelga será resistencia pasiva general, no cooperación con el gobierno, vestimenta de luto, solidaridad de todas las clases, prohibición de fiestas. Mostremos al tirano el abismo abierto entre él y el pueblo, aislándole por completo, le haremos caer. Hágase boicot a los cines, a la lotería nacional. No se paguen los impuestos. Abandónense los trabajos oficiales. Déjense sin hacer. Ruéguese a diario por los asesinados".
Los estudiantes hicieron huelga. Se unieron a ellos los taxistas y los funcionarios civiles. Se cerraron los almacenes, los médicos se limitaron a atender los casos urgentes, los bancos también cerraron. El 18 de mayo, 40.000 personas se congregaron ante el Palacio Nacional. Tres días después y aconsejado por todos sus asesores, Martínez abandonó el poder gracias a la presión popular. Su sucesor concedió amnistía a todos los presos políticos, ordenó la libertad de la prensa y organizó unas elecciones generales.
En el año 1944 en Guatemala se dio otra clara expresión de la eficacia de la No-Violencia Activa, que llevó a la caída del dictador Gral. Ubicuo. El movimiento no-violento comenzó entre profesores y estudiantes de la Univ. de San Carlos, y al poco tiempo se extendió entre amplias capas de la población. El 1ro. de Julio de 1944, el dictador abandona el país y se convoca a una Asamblea Constituyente.

También la no-violencia activa, alimentó la inspiración de miles de estudiantes y obreros cuando en 1968, simultáneamente en puntos distantes de América y Europa levantaron las banderas de “la imaginación al poder”.

Allí, en todos esos ejemplos, está el motor de esta metodología de acción.
Ese motor que cuando “despierta” moviliza la acción humana hacia sus mejores aspiraciones.

La No-Violencia es el motor humano más potente pues en su accionar une la acción personal con la transformación social, la firme organización con la creatividad, la pasión con la paciencia, la convicción personal con la tolerancia…
Une la fuerza con la alegría, la inspiración personal, con el trabajo en equipo, une lo mejor del pasado con el futuro.

Vistas así las cosas, queda clara la fuerza verdaderamente revolucionaria de la no-violencia.

Queda claro su eficacia cuando se la aplica en su totalidad, y sus limitaciones cuando se la aplica parcialmente o cuando la violencia logra contaminarla.

"NO HAY REVOLUCIÓN QUE TENGA SENTIDO, SI SE PIERDE EL SENTIDO DE LA VIDA HUMANA".

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