Cuando la diputada Fabra expresa
la sentencia “que se jodan” está siendo muy sincera. Ella no está allí para
buscar el progreso de trabajadores y parados. Su corazón está con los
especuladores y los corruptos.
Como si de una serie por capítulos se tratara, viernes tras viernes, mes tras mes, año tras... (esperemos no llegar a ello) el “gobierno” de
Mariano obedece a los mercados y ejecuta actos (medidas) de
terrorismo económico contra la población. Las víctimas esta vez son los
desempleados, los empleados públicos y el conjunto de personas menos
favorecidas económicamente.
La democracia “formal” ha
perdido la más mínima apariencia democrática, desenmascarada por exigencia de
los que detentan el poder efectivo, y muestra ya el rostro de una
dictadura “real”. El Paraestado es el que gobierna, impone leyes y
recortes y exige el disciplinamiento de la población mediante la cruda
represión de las expresiones de descontento. Un Paraestado integrado por la
Comisión Europea y por el Capital Financiero Especulativo Internacional
representado por los Bancos, a los que este Gobierno obedece ejecutando sin
rechistar las órdenes del “amo”. Cuando la diputada Fabra expresa la sentencia
“que se jodan” está siendo muy sincera. Ella no está allí para buscar el
progreso de trabajadores y parados. Su corazón está con los especuladores y los
corruptos.
En este contexto creado la situación
será cada día más conflictiva para cada individuo y para el conjunto de la
sociedad.
Dejar el futuro en manos de los
que han dirigido este proceso hasta hoy es suicida. No hay otra
salida que revolucionar el sistema, abriéndolo a la diversidad de las
necesidades y aspiraciones de la gente.
Si hoy el capital se concentra
absolutamente en la banca, si la banca se va adueñando de las empresas, los
países, las regiones y el mundo, la revolución implica la apropiación de la
banca de tal manera que ésta cumpla con prestar su servicio sin percibir a
cambio intereses que de por sí, son usurarios.
Si en la constitución de una empresa el capital
percibe ganancias y el trabajador salario o sueldo, si en la empresa la gestión
y decisión están en manos del capital, la revolución implica que la ganancia se
reinvierta, se diversifique o se utilice en la creación de nuevas fuentes de
trabajo y que la gestión y decisión sean compartidas por el trabajo y el
capital.
Si las poblaciones hoy están sometidas a la
decisión de un poder central que ya no tiene nada de democrático, la revolución
implica la descentralización de ese poder a favor de la base social desde donde
habrá de partir toda representatividad.
Si la salud y la educación son tratadas de modo
desigual para los habitantes de un país, la revolución implica educación y
salud gratuita para todos, porque en definitiva esos son los dos valores
máximos de la revolución y ellos deberán reemplazar el paradigma de la sociedad
actual dado por la riqueza y el poder.
Convocamos a todos nuestros militantes,
adherentes y amigos a tomar el futuro en sus manos y a trabajar, con mayor
entusiasmo si cabe, en barrios, centros de trabajo y estudio y en el medio
de cada cual para animar y esclarecer respecto a que este mundo al que
aspiramos es hoy posible utilizando la no violencia activa como metodología de
acción y que es urgente la reconstrucción del tejido social, con nuevos valores
que sustituyan los anti-valores de este sistema caduco que toma el dinero como
valor central.
Ahora más que nunca la revolución no violenta organizándonos
desde la base social no solo es posible, sino necesaria. Millones de personas trabajan ya por este nuevo
mundo.
¡Nada por encima del ser humano y ningún ser humano
por encima de otro!
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